LA FLOR DE AZAHAR, es una de las primeras flores que festejan la llegada de la energía blanca de purificación primaveral, reflejándola de forma lumínica y a través de su aroma. Nos embriaga y transporta a lugares de ensueño, ordenando nuestros desequilibrios interiores, e iluminando las zonas oscuras del alma. Su aceite esencial lo he añadido a la úlima creación del Fluido luminoso para el rostro, (junto a aceites vegetales y flores de Bach protectoras), y de la Leche hidratante corporal para bebés. Refresca, calma y tonifica pieles sensibles.
La energía violeta, es una actividad de transmutación, un fuego que purifica, transmutando aquellas emociones que interfieren dificultando nuestros nuevos proyectos de vida. EL ACEITE ESENCIAL DE LAVANDA O DE LAVANDÍN, que participa de esta actividad, lo he utilizado en el Bálsamo regenerador de noche, junto a flores de Bach para facilitar la liberación de bloqueos emocionales y en la Leche corporal hidrante para adultos.
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